A Plaza de Cataluña
como jauría de perros
llegan los mossos d’esquadra
y arrasan locos y fieros.
A jóvenes pacíficos
les arrastran de los pelos,
les golpean con las porras,
les flagelan todo el cuerpo.
No dan razón alguna
ni respetan a los viejos,
se envalentonan ufanos,
a todos infunden miedo.
Con cascos y con chalecos,
para agredir a su pueblo
ocultan la identidad
y han deshonrado el Cuerpo.
Se esconden tras el disfraz
como viles pistoleros,
mas le llegará su día
San Martín a cada cerdo.
Se creen dueño y señor
y son tristes mamporreros
de nacionalismos rancios
y unos jefes embusteros.
Mosso, para ti es vergüenza,
para tus hijos y nietos,
te has ganado que te odien
y se acuerden de tus muertos.
Ya torna la juventud
a la plaza con arrestos.