miércoles, 11 de mayo de 2011

ONG

Las actuales ONG’s suponen la constatación de la dejación de funciones de los Estados tal cual están concebidos a día de hoy.

No hay un control efectivo sobre ellas y han sido numerosos los escándalos financieros y de corrupción en organizaciones muy destacadas.

“Exigen” y consiguen una asignación económica del Estado: un sinsentido porque son Organizaciones No Gubernamentales, por tanto deberían financiarse con donaciones directas de los voluntarios que deseen aportarlas.

No sirven en muchas ocasiones para los fines que se proponen, muy loables por otra parte: los donativos no llegan a los necesitados, sino que se los apropian los que oprimen y explotan a los necesitados y causan su miseria. Es práctica generalizada en los países del tercer mundo, siendo particularmente contraproducentes las ayudas en las zonas de guerra, ya que las donaciones son desviadas para satisfacer a los combatientes, con lo cual en realidad y pese a la mejor voluntad lo que se consigue es alimentar al monstruo, aunque, eso sí, el donante logra tranquilizar su conciencia.

Algunas de estas organizaciones recurren a sensibilizar a la población mediante subterfugios: las campañas de apadrinar un niño, por ejemplo, donde se hace creer a la gente que están haciendo la donación para un niño concreto del que incluso le muestran una foto; lógicamente esa ayuda irá, en el mejor de los casos, para la comunidad a la que pertenece el niño, pero no exclusivamente para él, lo que sería además una aberración por ser tremendamente injusto para los demás niños. O esas otras que intentan de forma inmoral provocar en el ciudadano honrado un sentimiento de culpabilidad por las desgracias que sufren los más desfavorecidos.

Por otra parte, las donaciones se hacen a veces no en función de las necesidades reales de los destinatarios, sino de la admiración que causan quienes los atienden; conozco un caso en que a una mujer se le privilegia con donaciones por ser ella una persona admirable, no porque las personas a las que atiende en su casa, expresidiarios y drogadictos a los que ni conoce la ONG, tengan más o menos necesidad que otras.

La ONG realmente eficaz sería aquella que movilizara a la mayoría de la población para exigir a los gobiernos que gobiernen nacional e internacionalmente, por tanto, que luchen con todas las armas legales para erradicar las guerras, las torturas, las dictaduras, el esclavismo, los hacinamientos, la miseria, el analfabetismo…, en definitiva, que hagan cumplir la Declaración Universal de los Derechos Humanos dentro y fuera de las fronteras de cada Estado. Además debería exigir a los gobiernos que trabajen sin descanso en promover la justa distribución de la riqueza y el Estado del Bienestar, en lugar de reducirlo aprovechando las crisis económicas provocadas por los poderes financieros y la incompetencia de los gobiernos para alegar falsas razones económicas: nunca se ha avanzado tanto tecnológicamente en todos los ámbitos de la ciencia ni se ha producido tanto por cada persona que trabaja, por tanto es una falacia que no pueda y deba no ya mantenerse el Estado de Bienestar conseguido, sino avanzar decididamente en el mismo en aras a facilitar la vida de los ciudadanos. Una ONG de estas características no necesita ser un intermediario de bienes materiales ni económicos entre los donantes y los receptores, ya sean estos últimos los necesitados o los saqueadores; por tanto, al no manejar bienes materiales ni económicos significativos -coste del personal de la organización y coste de campañas de acción y difusión, esta última además cada vez más económica gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación- disminuye drásticamente el riesgo de corrupción de parte de sus miembros.

Hay varias organizaciones internacionales con algunas o muchas de estas características (Avaaz, Amnistía Internacional, Green Peace, Ecologistas en Acción…), pero deberían coaligarse y formar una potente y rigurosa organización ciudadana de ámbito mundial dirigida por personas de prestigio, no famosotes, sometida a rigurosos controles y auditorías, que persiga los objetivos de todas ellas con mucho más peso que el que tiene hoy en día cada una por separado y, por tanto, con menos voluntarismo y más posibilidades de alcanzar los logros pretendidos. En definitiva una organización no gubernamental que sirva para controlar y hacer cumplir sus obligaciones a los gobiernos.

Consigamos la realización de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y no hará falta la famosa donación del 0,7%, bastará con erradicar la corrupción de los poderes públicos y que se les proporcionen a los pueblos educación, igualdad de oportunidades, desarrollo y todo ello con créditos razonables a devolver.

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